Una práctica muy común cuando creamos una hoja de cálculo en aplicaciones como Excel es dar forma a la tabla donde vamos a introducir los datos de manera que nos sean mucho más sencillos de leer e interpretar. Para ello, solemos ajustar el tamaño de las celdas de la hija, y además podemos dedicar una fila y/o una columna para introducir, por ejemplo, el nombre de la fila o columna y el tipo de datos que incluirá.
Gracias al formato de la tabla podemos leerla de manera mucho más cómoda, pudiendo saber qué tipo de dato es el de cada fila o columna. El problema es cuando la tabla se va haciendo grande que, al desplazarnos por ella, por defecto Excel desplazará también las filas y columnas que hemos configurado para saber a qué corresponde cada celda.
Por suerte, Excel nos permite «bloquear» determinadas filas y columnas de manera que, aunque nos desplacemos por nuestra hoja de cálculo, siempre tengamos estas a la vista, pudiendo saber en todo momento a qué elemento corresponde cada una de ellas.
trabajar mucho más cómodamente con Excel.