Lo cierto es que el denominado como teletrabajo existe desde hace muchos años, pero a partir de la pandemia que nos asoló a casi todos, se extendió de manera sustancial. Ahí es precisamente donde se vio que muchos trabajadores podían desarrollar sus tareas desde casa en lugar de acudir presencialmente a la oficina.
Es bastante probable que muchos de vosotros ya sepáis de primera mano que esto benefició tanto a empresas como a trabajadores. Buena parte de las corporaciones se ahorraron ingentes gastos de mantenimiento de oficinas, mientras que los empleados ahorraban en desplazamientos y horas desaprovechadas.
Pero la pandemia quedó atrás en gran medida, y en multitud de casos ambas partes se vieron en la obligación de volver a la normalidad. Es decir, las empresas llamaron de nuevo a sus trabajadores a las oficinas para volver a la situación normal. A pesar de todo ello, muchos de los que se habían acostumbrado a la comodidad de casa, no han visto con buenos ojos esta llamada vuelta a la normalidad.
De manera paralela, buena parte de las empresas prefieren tener a sus empleados a la vista en sus oficinas por diversas razones, todo a pesar de las
- El teletrabajo hace difícil separar la vida personal de la vida profesional, lo que perjudica al rendimiento del empleado.
- La seguridad en los equipos que utilizan en casa los trabajadores no es equiparable a la vez las empresas, lo que puede poner en riesgo plataformas y proyectos.
- No interactuar directamente con los compañeros de trabajo puede afectar a la salud emocional de los empleados y, por tanto, su rendimiento.
- Que las empresas no puedan controlar de manera directa el trabajo de sus empleados puede afectar negativamente a ambas partes.
Este rechazo por parte del fundador de OpenAI respecto al teletrabajo, es totalmente contrario a la opinión de Bill Gates, por ejemplo.