He probado el navegador Zen, y te puedo decir que sus funciones no se han quedado en meras promesas

Así es. Por fin he probado el navegador de nombre Zen, un derivado de Mozilla Firefox de código abierto y gratuito. Y tengo que decir que ha sido una balsa de aceite en un mundo lleno de estrés. De hecho, me he dado cuenta de que incluso en nuestros navegadores vivimos una experiencia caótica: distracciones, ventanas emergentes, pestañas, pestañas y más pestañas.
Y dentro de todo este caos, ha aparecido Zen Browser. Para romper con todo el ritmo al que estamos acostumbrados y darnos un respiro. De hecho, este navegador no quiere ser el más rápido ni el que más extensiones tenga. No está en esta carrera de locos. Su principal misión es mantener nuestra tranquilidad. Así es. Esa es su principal filosofía. Interfaz limpia y un diseño basado en la tranquilidad y la naturaleza.
De hecho, he podido leer bien entre líneas su funcionamiento, y, a nivel metafórico, es lo más parecido a caminar por un jardín japonés. Nada de ruido, nada de prisa y nada de distracciones. Y esa es la base de su éxito. Zen está captando, precisamente, a los desencantados de un mundo cuyo principal motor es el estrés. Un verdadero diamante en bruto.
Zen es una experiencia de calma digital
Zen Browser no quiere competir en potencia bruta ni a 10.000 revoluciones por minuto. Su apuesta viaja por otro camino: una simplicidad relajante. De hecho, se encarga concienzudamente de eliminar todo lo que sea ajeno a lo esencial. Por lo que navegar es una experiencia mucho más oxigenada, silenciosa y fluida. Cada pestaña está más limpia que en cualquier otro navegador, y no hay barras ni extensiones que nos abrumen. Lo que hace que no solo mejore la estética, sino que da tranquilidad y amplitud espacial a nuestra visión.
Además, todo el navegador está diseñado con esa intención. La tipografía por defecto es muy limpia, las transiciones son suaves y toda la paleta de colores renuncia a los colores vivos y a la saturación en favor de los colores más relacionados con la naturaleza. Y hay que decir que funciona. El resultado es un entorno digital donde las distracciones brillan por su ausencia. Y es un gusto poder leer, buscar o trabajar sin el bombardeo constante de estímulos a los que estamos acostumbrados. Menos es más, o eso pretenden transmitirnos. Menos estrés es más relajación.
Privacidad y ligereza
Dejando de un lado lo visual, Zen se encarga de respetar la privacidad como una de sus premisas. No incluye ningún tipo de rastreador ni conexiones que pasen por servidores ajenos. Promete no jugar con nuestros datos ni con nuestra atención, y así lo hace. Solo ves el contenido que tú eliges, sin ningún tipo de notificación invasiva.
Pero también me ha sorprendido la fluidez de su funcionamiento. El hecho de renunciar a la sobrecarga de elementos hace que el navegador funcione como un tiro. Carga las páginas sin apenas esfuerzos, y lo he probado en un dispositivo que no es precisamente nuevo. Así que otro de sus puntos fuertes también es la compatibilidad con todo tipo de PC. Y por último, debes saber que lo tienes disponible tanto para macOS, como para Windows y Linux.