VLC es el reproductor multimedia, desarrollado por VideoLAN, más utilizado en todo el mundo. Entre sus principales ventajas se encuentra la posibilidad de reproducir todo tipo de contenido multimedia sin preocuparnos por codecs ni configuraciones, además de ser un reproductor totalmente gratuito, multiplataforma y de código abierto. Sin embargo, a veces el éxito de este reproductor multimedia pone en peligro a los s cuando, a causa de una vulnerabilidad, millones de personas queden a merced de piratas informáticos como acaba de ocurrir.
Hace apenas unas horas, los responsables de VideoLAN hacían pública una vulnerabilidad en todas las versiones de este reproductor multimedia iguales o anteriores a la 3.0.10. Este fallo de seguridad ha sido registrado bajo el código
Desde VideoLAN advierten que, al intentar explotarla, lo que verán los s es que el reproductor se bloquea. Sin embargo, al mismo tiempo que se bloquea el reproductor, un atacante podría ejecutar cualquier comando de forma remota en el ordenador de la víctima, con los mismos permisos que el , y por debajo de las soluciones de seguridad. También se cree que el fallo podría utilizarse para revelar y filtrar información personal de los s.
Los responsables de VLC aseguran que no han visto exploits públicos que se aprovechen de esta vulnerabilidad. No hay indicios de que los piratas informáticos la hayan utilizado para llevar a cabo ataques dirigidos. Sin embargo, la amenaza es real, y, por tanto, debemos protegernos antes de que sea demasiado tarde.
Actualizar VLC
Desde VideoLAN se han dado prisa para corregir esta vulnerabilidad y lanzar una nueva versión para todos sus s cuanto antes que les permita usar el reproductor de forma segura. Esta nueva versión segura es VLC 3.0.11, que ya se puede descargar e instalar desde la Windows Defender cuenta con módulos de protección frente a exploits y vulnerabilidades desconocidas. Además, debemos habilitar siempre ASLR y DEP para complicar la explotación de todo tipo de fallos de seguridad.
Por supuesto, también debemos hacer uso del sentido común, y sospechar siempre de los archivos que nos llegan por correo o que bajamos de páginas de dudosa reputación.