Cuando perdemos nuestro trabajo por una razón u otra, se pueden dar varias circunstancias más o menos beneficiosas, tanto para la empresa como para nosotros mismos. De ahí precisamente los conflictos que en muchas ocasiones se generan entre ambas partes y que se podrían evitar.
En la mayoría de las ocasiones, las disputas vienen dadas por si se considera como un despido procedente o improcedente. Y es que aquí la diferencia en cuanto a los beneficios que tendrá el trabajador despedido, son enormes. En el caso de que hayamos cometido una serie de graves errores y repetidos en nuestra jornada laboral, normalmente la empresa podrá despedirnos de manera procedente.
Esto se traduce en que no estará obligada a indemnizarnos por muchos años que llevamos trabajando en la misma compañía. Además, tampoco tendremos derecho a cobrar la prestación por desempleo, o paro. Otra cosa muy diferente es en aquellas situaciones en las que el despido se puede considerar como improcedente. Esta situación se da cuando, por ejemplo, la compañía considera que ya no quiere contar con nuestros servicios, por razones ajenas al propio trabajador.
En ese caso, como muchos de vosotros ya sabéis de primera mano, la empresa se verá en la obligación de indemnizarnos dependiendo del tiempo que llevemos trabajando aquí, y del sueldo. Al mismo tiempo podremos beneficiarnos de unos meses de paro mientras buscamos otro empleo. Desafortunadamente, también se puede dar el caso de que nos enfrentemos con un despido improcedente, y nos encontremos sin indemnización ni prestación por desempleo.
Lo más grave de esta situación es que puede venir desembocada por un error propio que deberíamos evitar a toda costa. Esto es precisamente lo que nos vamos a centrar en estas mismas líneas para que andéis ojo avizor.
Evita este fallo si tu empresa te despide de forma improcedente
En concreto, nos referimos a una situación bastante habitual que se podría considerar como una trampa por parte de la compañía que nos tiene contratados. Y es que en muchas ocasiones nos comunican ese despido que nadie desea, a viva voz. De esta manera nos dicen que ya no hace falta que acudamos a nuestro puesto de trabajo al día siguiente y que ya nos harán llegar la pertinente documentación.
La sorpresa viene cuando pasados unos días sin ir a trabajar, nos encontramos con el documento del despido como tal, pero procedente. Esto significa que nos hemos quedado sin indemnización ni prestación por desempleo. La razón que esgrime la empresa en ese caso es que llevamos varios días sin acudir a nuestro puesto de trabajo y, por tanto, nos ha despedido de manera procedente. Y ahí es donde precisamente nosotros hemos cometido el error que os comentamos.
Y es que no debemos aceptar este tipo de movimientos sin firmar algún tipo de documento antes de faltar a nuestro puesto. Si nos comunican que al día siguiente ya no hace falta que vayamos a trabajar, de manera obligatoria nos lo tienen que dar por escrito, de lo contrario, deberíamos seguir acudiendo a nuestro puesto para evitar este tipo de problemas que os comentamos.