Pillado por el detective: un trabajador acaba pagando 21.000 euros de multa por irse al gimnasio

Nueva polémica en el mundo laboral. Y esta vez le ha tocado a Alemania. En el país teutón, un trabajador de 55 años, que trabajaba como revisor de billetes en el transporte público y era miembro del comité de empresa, ha sido fulminado de su puesto por dedicar 26 horas laborales para ir al gimnasio y la peluquería.
La empresa, ante las sospechas de que algo no marchaba bien con él, contrató un detective privado que se encargó de seguir al trabajador y documentó tanto su visita al gimnasio como a la peluquería. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, el propio trabajador impugnó el despido, alegando ante el juez que la vigilancia violaba su privacidad.
De poco sirvió realmente, ya que los tribunales han determinado que la vigilancia fue totalmente legal y proporcional, según la Ley Federal de Protección de Datos de Alemania. En este caso, su desempeño sindical agravó la situación más aún. Así que fue despedido de inmediato y la Justicia le condenó a pagar 21.000 euros según el artículo 626 del Código Civil Alemán. Curiosamente, fue el dinero destinado a pagar los costes del detective privado. Se ve que la jugada no le ha salido nada bien.
La Justicia alemana «cruje» a un trabajador en Colonia
Colonia, una de las ciudades más importantes de Alemania, ha sido escenario de este terremoto laboral que ha llamado la atención de toda Europa. Y de paso, también ha puesto en valor la legalidad del trabajo de los detectives. Lo peor de la situación es que el empleado, de 55 años, también formaba parte del comité de empresa de transportes, por lo que su despido es más grave aún. Había utilizado 26 horas de su jornada laboral, nada menos, para sus actividades personales: ir al gimnasio y a la peluquería.
La empresa, que ya tenía fundadas sospechas del comportamiento del sujeto, contrató a un detective privado que lo pilló con las manos en la masa. Pero en un movimiento de contraataque, el trabajador impugnó el despido, argumentando que la vigilancia del detective violaba toda su privacidad. Pero sus intenciones quedaron en nada. Los tribunales determinaron que la vigilancia fue legal y proporcional en todo momento. Y para ello se ampararon en la Ley Federal de Protección de Datos de Alemania.
Así que la Justicia respaldó el despido inmediato basándose en el artículo 626 del Código Civil Alemán, y por si fuera poco, condenó al empleado a pagar los costes del detective privado. Es decir: 21.000 euros.
La cuestión en este tipo de problemas es la importancia que tiene la ética laboral y el uso debido del tiempo de trabajo. Es más, en este caso en concreto, el sujeto también ocupaba un cargo sindical dentro de la propia empresa de transportes. Y es precisamente por lo que sus actos transgreden doblemente la moral.
Como contraste, en España, una sentencia ha alabado que un teletrabajador no puede ser sancionado si cumple con sus funciones. Incluso aunque este realice actividades personales durante su jornada laboral. Y aunque no es lo mismo el trabajo presencial que el teletrabajo, pone de manifiesto la diferencias entre las leyes laborales de los socios europeos.