El anuncio de Windows 11, en verano de 2021, nos pilló por sorpresa a muchos. Después de que Microsoft prometiera que Windows 10 iba a ser el último Windows, un sucesor, 6 años después de su lanzamiento, era de todo menos predecible. Personalmente no tardé en instalar el sistema operativo, primero en una máquina virtual, y luego en mi PC principal. Y, desde entonces, he tenido tanto amor como odio por este SO.
Hace ya unos días, os hablé de todo lo que menos me gustaba de Windows 11. Cosas como necesitar el TPM 2.0 o Internet para instalarlo, la publicidad de los widgets o la gestión de las carpetas dentro del menú inicio eran, desde mi punto de vista, algunos de los principales hándicaps de este sistema.
Pero no todo es malo. Y es que, en los dos años que llevo usando a diario este sistema operativo, pasando más de 12 horas al día sentado delante de él, también hay funciones y características que me han hecho adorarlo y quitarme de la cabeza todas las ideas de cambiarme a Linux y, sobre todo, a macOS.
Los mayores aciertos de Windows 11
Una de las cosas más criticadas por los s, pero que a mí más me gusta, es el tener los iconos centrados en la barra de tareas. Tengo un monitor ultra-panorámico, y tenerlo todo acumulado a la izquierda se me hacía molesto. Ahora que tengo todos los iconos centrados, para mí, es mucho más cómodo trabajar con Windows.
Obviamente, Windows 11 tiene muchas otras características buenas. No nos podemos olvidar, por ejemplo, del HDR Automático, el nuevo menú de configuración reorganizado por completo, e incluso la llegada de Spotlight para fondos de pantalla con el que todos los días tenemos un fondo nuevo a estrenar en el PC. Pequeños detalles que hacen de Windows 11 un sistema grande.