Instalar Windows 11 es lo equivalente a comprarte el coche nuevo. Es el inicio del viaje, y de ahí, vamos a tener una experiencia con nuestro sistema operativo. Pero hay que tener en cuenta que al igual que el coche tiene sus cv y sus cilindradas, el sistema operativo también viene con una configuración de serie.
Pero ello no nos exenta de que podamos ajustar algunos reglajes que va a marcar una diferencia de cara al futuro, y sobre todo en términos de rendimiento, seguridad o personalización. La clave es librarse de la carga que no necesitamos, como pueden ser aplicaciones que no nos van a servir, y poner a punto la potencia de nuestro PC. De hecho, tampoco podemos olvidarnos de nuestra privacidad, que tan importante es y tan de la mano va con la seguridad.
Es por ello que hemos recopilado cuatro ajustes esenciales que van a tener impacto desde el minuto cero en que los tengas a punto. No solo vas a tener un Windows más eficiente, sino que te va a librar del tiempo perdido y futuras frustraciones. Si te interesa que tu Windows 11 sea el más rápido que conoces, lee lo que viene de camino.
Verifica e instala todas las actualizaciones disponibles
Tras hacernos con una licencia de Windows 11, el «motor de arranque» es asegurarnos de que el sistema esté bien actualizado. Windows saca montones de actualizaciones periódicas, que nos van a servir para parchear la seguridad, añadir nuevas funciones o evitar errores.
Para asegurarte de que estás completamente actualizado, solo tienes que escribir en la barra de búsqueda de la barra de tareas «Windows Update». Solo tienes que pinchar sobre el primer resultado y buscar posibles actualizaciones. Windows 11 hará el resto por ti.
Configura las opciones de privacidad
Windows 11 viene configurado por parte de Microsoft para recopular información sobre los s: los programas que utilizamos, nuestros gustos, etc. Pero ello no quiere decir que no podamos cambiar nuestras opciones de privacidad, y qué información le va a llegar a Microsoft. Si quieres hacerlo, lo primero a lo que debes entrar es a «Configuración» con Win + I. Y una vez dentro, solo tienes que ir a «Privacidad y seguridad».
A partir de aquí, tú mismo puedes explorar las diferentes partes de esta configuración. Están General, Ubicación o Comentarios y diagnóstico. Puedes desactivar todas las opciones si quieres, o puedes hacerlo de manera individual.
Elimina el «bloatware»
El sistema operativo siempre incluye aplicaciones que no vamos a utilizar para nada. Un ejemplo perfecto de ello pueden ser los juegos que vienen de serie, a los que nadie juega prácticamente. En el caso de que quieras desactivarlo, la solución es bien simple:
En esta ocasión, y al igual que en el paso anterior, vas a entrar otra vez en «Configuración», pero esta vez pincha sobre la opción de «Aplicaciones», y luego entra en la primera opción del listado: «Aplicaciones instaladas». Se desplegará ante ti todo el listado de aplicaciones que tienes instalado en tu PC, así que dale carpetazo a las que no te interesen para nada.
Crea un punto de restauración del sistema
Cuando tengas los anteriores parámetros ya controlados, lo ideal es que puedas crear un «punto de partida» para que tu PC tire de él en el caso en que algo grave suceda. Esto nos permitirá «volver atrás en el tiempo» en el caso de que tu ordenador sufra un error crítico.
Para ello, pincha sobre el recuadro de búsqueda de la barra de tareas, y escribe «Crear un punto de restauración». Cuando pinches sobre la opción que sale.
Por último, lo que tienes que hacer es seleccionar tu disco duro principal (normalmente C:) y pinchar sobre «Crear». Para finalizar, ponle un nombre, y deja que Windows haga el resto.