Los cuatro errores más comunes que pasamos por alto y que destrozan nuestro PC a la larga

Windows es, por excelencia, el sistema operativo más preparado para un uso mayoritario de cara al público. De hecho, desde su nacimiento, no hay un solo sistema operativo que le haga sombra en cuanto al número de s. Pero que esté totalmente extendido no quiere decir que todos lo usemos a la perfección.
Y, en efecto, hay toda clase de errores que cometemos en su uso sin darnos cuenta. Algunos tienen una mayor importancia, mientras que otro son banales. El problema es cuando comenzamos a coleccionar errores de uso como si fueran cromos. Y como consecuencia de ello, el sistema comienza a ralentizarse hasta el punto de colapsar.
Y en este tipo de prácticas cabe todo tipo de vicios: ignorar las actualizaciones por mera pereza, dejar que demasiadas aplicaciones se arranquen con el sistema, o dejar una infinidad de escritorios virtuales abiertos que hacen sangrar a nuestra memoria RAM.
Por este tipo de causas, hemos creado un listado con los cuatro errores en el uso diario de Windows y que dan al traste con una experiencia fluida y sana. Y no creas que no tiene arreglo, tan solo requiere un pequeño cambio de conducta por nuestra parte que va a sanear todo el PC.
Los errores más comunes que debes evitar
Demasiadas aplicaciones de arranque
Muchas de nuestras aplicaciones se instalan y, automáticamente arrancan junto al sistema operativo. Esto va asfixiando poco a poco nuestro disco duro y RAM, y por supuesto, ralentiza el sistema hasta el infinito. El hecho de que de entrada ya haya procesos en segundo plano ejecutándose es mala señal para cualquier PC. Así que puedes solucionarlo dirigiéndote al de tareas y, desde la pestaña «Inicio», desactivando todas las apps que no sean esenciales.
Usar los escritorios virtuales con moderación
Esta fantástica herramienta de Windows hace que podamos mantener organizadas nuestras distintas facetas en varios escritorios. Uno lo podemos utilizar para trabajar, otros para diseñar, otro para jugar, y así. Pero cuando abusamos de ellos, el sistema comienza a notar la carga. Así que sí, úsalos, pero con moderación.
Ignorar las actualizaciones del sistema
Algunos s posponen de manera ininterrumpida las actualizaciones del sistema por pereza o por mero temor a que algo falle. Pero es precisamente el hecho de ignorarlas lo que puede hacer que falle de verdad. Los parches de seguridad de Microsoft son muy frecuentes, y aún más útiles, y el hecho de no instalarlos hace que dejemos todo nuestro equipo descubierto ante vulnerabilidades. Así que sí, actualiza siempre que veas una notificación.
Optar por suspender el equipo en vez de apagarlo
Esta es una medida bastante extendida, y sobre todo por pura comodidad. Poner nuestro ordenador en suspensión hace que nuestro PC se vuelva a encender más rápido (aunque un SSD no está de acuerdo con esa afirmación). Pero lo que muchos ignoran es que no apagarlo supone acumular una ingente cantidad de procesos que no se cierran, memoria que no se libera, y actualizaciones que no se aplican. Con un solo reinicio a la semana ya sería más que suficiente, pero nuestro consejo es que apagues el PC siempre que te despidas de él hasta el día siguiente.