Las conexiones inalámbricas, o Wi-Fi, pueden tener muchas ventajas: nos evitan tener que cablear la casa, nos permiten movernos sin perder la conexión y conectar todo tipo de dispositivos a la vez sin problemas. Sin embargo, cuando estamos conectados a una de estas redes también podemos experimentar problemas como corte, pérdidas de señal, y velocidad muy baja. Y, aunque estos problemas pueden deberse a multitud de motivos, os vamos a ayudar a mitigarlos con tan solo 3 cambios en la configuración.
Conectarnos a una red Wi-Fi en Windows es cuestión de segundos. Basta con hacer clic en el icono de red que aparece junto al reloj, seleccionar nuestra red, introducir la contraseña, y ya está. Sin embargo, dentro de las opciones de configuración avanzadas del controlador podemos encontrar una serie de opciones, escondidas, que nos pueden ayudar a que la conexión sea mucho más rápida y estable. Vamos a verlas.
Entrar en las opciones avanzadas del Wi-Fi en Windows
Para poder acceder a las opciones que vamos a ver a continuación, lo primero que haremos será entrar en el de dispositivos. Esto podemos hacerlo de varias formas, pero lo más rápido es usar el menú Windows + X para abrir este apartado desde allí.
Una vez dentro, lo que haremos será localizar la tarjeta Wi-Fi de nuestro ordenador, que estará dentro del apartado «Adaptadores de red». Y, haciendo clic con el botón derecho, abriremos el apartado de «Propiedades» para entrar en las «Opciones avanzadas».
Desde esta opción podemos indicar a Windows qué red queremos usar. De esta forma, si estamos cerca del router siempre podremos indicarle que queremos que se conecte por defecto a la red de 5 GHz para tener más velocidad, pero si estamos lejos podemos forzarle a usar la banda de los 2.4 GHz para tener más señal, aunque vaya más lento.