Al igual que casi siempre ha sucedido a lo largo de la historia de Microsoft, cuando una versión de Windows funcione muy bien, como fue el caso de Windows XP y Windows 7, los s son muy reacios a actualizar a nuevas versiones hasta que no tienen más remedio al finalizar el soporte oficial por parte de Microsoft.
Ya pasó con Windows Vista, sucesor de Windows XP y pasó con Windows 8.x sucesor de Windows 7. Esto es lo mismo que también le ha ocurrido a Windows 11. Sin embargo, aquí el problema no es que Windows 11 sea malo, ni mucho menos, sino que los s se han encontrado con un cambio de diseño que, 3 años después de su implementación, sigue siendo un problema para muchos s.
A esto tenemos que sumar los requisitos de hardware de Windows 11, requisitos que han dejado fuera del mercado a millones de PCs que en la actualidad están gestionados por Windows 10, pero eso es otro tema del que no vamos a hablar en este artículo. Además de los cambios en el menú de inicio y en la barra de tareas, tenemos que sumar el importante cambio de diseño que ha recibido el explorador de archivos.