Desde el lanzamiento de las primeras versiones de Windows 10, los s se han estado quejando, sobre todo, de una cosa: la dificultad para cambiar los programas por defecto del sistema. Con el objetivo de hacer que Windows sea un sistema como servicio, y con la excusa de la seguridad y el rendimiento, Microsoft intenta, por todos los medios, que sus s utilicen sus propios programas: cliente de correo, navegador web, etc. Y, por si no era suficiente, con Windows 11 la cosa no ha hecho más que empeorar.
Aunque es cierto que podemos cambiar los programas por defecto que queremos que use nuestro Windows, Microsoft lo pone cada vez más difícil y menos intuitivo. Incluso con las nuevas leyes de la Unión Europea, Microsoft no lo pone nada fácil a los s que quieren cambiar Edge por, por ejemplo, Firefox o Google Chrome.
Al no poder editarlo, los programas que cambian los programas predeterminados ya no podrán aprovecharse de ellos.
El controlador en cuestión que hace esto en el sistema es «UD.sys«, que se encuentra en el directorio «c:windowssystem32driversUD.sys» y se introdujo con las actualizaciones que hemos mencionado.
Cambiar los programas por defecto de Windows
No se sabe muy bien por qué Microsoft ha limitado, aún más, la posibilidad de cambiar los programas por defecto de Windows. En un principio, si no pensamos mal, todo apunta a que se trata de una medida con la que mejorar la seguridad y la estabilidad del sistema, al mismo tiempo que pretende evitar que estas aplicaciones de terceros puedan causar problemas u otros errores en el sistema. También puede que se deba a algún cambio hecho a raíz de la nueva Normativa Europea que todos los gigantes tecnológicos deben cumplir, aunque más bien parece ir, en este caso, al contrario. Pero, sea como sea, la cosa no pinta bien.
Por suerte, aún es posible elegir los programas por defecto que queremos usar en el PC. Tan solo tenemos que ir al apartado de siempre, dentro del menú de Configuración, y cambiarlo desde allí. Pero, si usábamos programas para ello, ya podemos olvidarnos.