La mayoría de las distribuciones Linux cuentan, desde hace más de una década, con una característica conocida como escritorios virtuales. Esta función nos permite configurar varios espacios de trabajo y cambiar de uno a otro según lo necesitemos de manera que los s puedan tener sus programas y ventanas siempre organizados. Para usar esta característica en Windows era necesario usar aplicaciones y programas de terceros. Y estos no funcionaban precisamente bien. Por suerte, con el lanzamiento de Windows 10 Microsoft decidió llevar a los s esta característica.
Los escritorios virtuales es una de las novedades de Windows 10, llevada posteriormente a Windows 11. Gracias a ella vamos a poder configurar dos o más escritorios diferentes e independientes en nuestro ordenador, sin necesidad de usar varios monitores, de manera que podamos tener nuestros espacios de trabajo mucho más ordenados y organizados.
Aunque esta función pasa desapercibida para muchos s, si sabemos cómo usarla puede ayudarnos en gran medida en nuestro día a día. Además, Microsoft añade poco a poco nuevas funciones para hacerla aún más útil, como la posibilidad de cambiar el nombre a los escritorios virtuales que llegó hace relativamente poco tiempo.
Los mejores usos de los escritorios virtuales
El uso más interesante de los escritorios virtuales es poder usar el mismo ordenador para dos o más cosas. Por ejemplo, si trabajamos con nuestro ordenador, gracias a estos escritorios virtuales podemos tener a mano un espacio para trabajar, con los programas y configuraciones que utilicemos en nuestro día a día, y otro para ocio, con nuestros juegos o con aplicaciones como Netflix para cuando necesitemos relajarnos.
Otro uso interesante, aunque no usemos el ordenador para trabajar, es tener ciertas aplicaciones apartadas. Por ejemplo, si solemos escuchar música en nuestro ordenador, podemos tener un escritorio virtual a pantalla completa con Spotify, mientras que usamos el escritorio principal para trabajar. Así podemos ir rápidamente al reproductor cuando queramos cambiar de canción.
Hay otras formas en las que estos escritorios virtuales pueden ayudarnos en nuestro día a día. Por ejemplo, teniendo un escritorio para el navegador y otro para ofimática. O si somos programadores podemos tener un escritorio con el IDE y otro con el programa en modo depuración. Las posibilidades son inmensas y dependen de cada uno.
Cómo trabajar con un escritorio virtual en Windows 10
A continuación, vamos a ver cómo funciona y todas las opciones que nos ofrece para poder sacarle todo el provecho posible desde Windows 10.
Crear un escritorio virtual y darle nombre
Para crear un escritorio virtual en Windows 10, lo único que debemos hacer es pulsar el atajo de teclado Windows + Tab para ir a la línea de tiempo del sistema operativo. En la parte superior veremos un apartado reservado para estos escritorios.
Las limitaciones de los escritorios virtuales
Sin duda, esta función puede ayudarnos a mejorar nuestra productividad al poder tener mucho más ordenados nuestros espacios de trabajo. Sin embargo, la implementación de los escritorios virtuales de Windows tiene algunas limitaciones importantes que debemos tener en cuenta.
Por un lado, todos los escritorios son el mismo como tal. Aunque podemos tener programas y ventanas ordenadas como queramos, a grandes rasgos el escritorio es el mismo. Esto quiere decir que no vamos a poder tener los iconos ordenados de una manera concreta en cada escritorio para facilitar la forma de usar el programa.
En segundo lugar, hay algunas aplicaciones (como Google Chrome, sin ir más lejos) que toman constantemente el foco del escritorio. Da igual el escritorio en el que estemos, que al usar estos programas se cambiará automáticamente el foco a ellas, sobre todo cuando cerremos otras ventanas o programas. Microsoft ha trabajado en esto bastante y desde las actualizaciones de 2019 de Windows 10 ocurre con menor frecuencia. Pero es un hándicap para tener en cuenta.
Por último, también hay que indicar que para ser una función que se ha copiado descaradamente de Linux, carece de muchas características disponibles en este sistema operativo. Sobre todo, en lo que a personalización y efectos se refiere. Con algunos pequeños cambios, como individualizarlos, poder cambiar el fondo para cada escritorio virtual e incluso personalizar los efectos de transición, los escritorios virtuales de Windows podrían ganar mucho más valor del que ya tienen.