Cuando instalamos Windows de cero, el sistema operativo de Microsoft carga una configuración por defecto para funcionar más o menos bien para todos los s, independientemente del tipo de uso que hagan del sistema operativo. Esto significa que, si vamos a usar nuestro ordenador para jugar, vamos a poder jugar, y no tendremos problemas de rendimiento, aunque es cierto que, aplicando una serie de configuraciones adicionales, aún podemos mejorar el rendimiento de Windows y conseguir unos valiosos FPS extra al ejecutar nuestros juegos.
Windows tiene muchas configuraciones que, aunque hacen que el sistema operativo parezca bonito, en verdad consumen muchos recursos al jugar. Y lo mismo ocurre con los procesos y las tareas programadas que se ejecutan en segundo plano todo el rato en el PC. Todo esto, cuando vamos a jugar, es totalmente innecesario y solo sirve para impactar negativamente en el rendimiento. Y, por ello, vamos a ver cómo solucionarlo.
Qué puede influir en tener un mal rendimiento
Aunque con una buena configuración de Windows podemos conseguir un buen rendimiento general al ejecutar nuestros programas y, por supuesto, al jugar, la configuración del PC no lo es todo. Hay muchos otros elementos que pueden afectar negativamente al rendimiento del PC, algunos puede que sean obvios, pero otros pueden pasar desapercibidos.
Por ejemplo, lo primero que afectarán positiva o negativamente en el funcionamiento del ordenador es el hardware. Los componentes del PC deben estar bien seleccionados para que no haya cuellos de botella. Por ejemplo, una gráfica de gama muy alta con un procesador antiguo no sirve de nada. O si seguimos usando discos duros mecánicos. Los componentes deben ser lo más similares posibles, en cuanto a gama, para que todo vaya bien.
También es muy importante asegurarnos de actualizar los drivers del ordenador. Un controlador desactualizado, obsoleto o de baja calidad afectará negativamente al correcto funcionamiento del PC. Sobre todo, si hablamos de los drivers de la gráfica o del chipset. Las actualizaciones de Windows también pueden ayudar a que nuestro ordenador funcione mejor.
Además, es importante que, al jugar, tengamos los menos programas funcionando en segundo plano. Es común estar haciendo otras cosas mientras jugamos, como, por ejemplo, descargar archivos, o tener Chrome abierto para ir mirando una guía. Todo esto afecta negativamente al rendimiento del PC. Incluso, si es posible, debemos desactivar temporalmente el análisis del antivirus para evitar que los ciclos de U de este programa hagan que caigan los FPS.
Ajustar otros parámetros para jugar mejor
En estas mismas líneas, un poco más adelante, os vamos a dar a conocer una serie de cambios y ajustes que os van a ayudar a mejorar la experiencia de juego en Windows. Pero claro, lo que debemos tener en cuenta antes de eso, es que el sistema operativo de los de Redmond puede ayudar, pero no hacer milagros. Es decir que se puede dar el caso de que tengamos una configuración en el PC que no nos permita ejecutar algunos títulos de ocio, o al menos ejecutarlos con todas sus funciones.
Es por ello que lo primero que debemos tener en cuenta son los requisitos mínimos y los recomendados del juego como tal. Tras ello, saber los componentes hardware de los que disponemos en el PC, todo con el fin de poder actuar en consecuencia. Si vemos que no llegamos ni a los mínimos, lo mejor es buscar otro título. Si por el contrario vamos justos, podemos ajustar ciertos parámetros, detalles o resolución dentro del propio juego para hacerlo menos exigente en nuestro PC. Tras todo esto, veamos lo que también podemos hacer en los ajustes del sistema.
Optimizar Windows para jugar: pasos previos
Antes de entrar de lleno en las configuraciones para mejorar el rendimiento del ordenador vamos a ver algunos consejos imprescindibles para dejar nuestro ordenador a punto y no arrastrar otros problemas que puedan influir en el rendimiento del PC.
Los pasos que vamos a ver son:
- Actualizar Windows.
- Actualizar los drivers.
- Mejorar el hardware del PC.
Actualizar Windows
Lo primero que debemos hacer es asegurarnos de estar utilizando la última versión de Windows, junto con todos los parches publicados hasta la fecha. Microsoft suele corregir problemas de rendimiento y estabilidad en cada actualización, por lo que es muy importante tener el sistema operativo al día.
Para ello, debemos abrir la ventana de Configuración de Windows (con el atajo de teclado Windows + I), y nos desplazaremos hasta el apartado Actualización y Seguridad > Windows Update.
Los que sí debemos bajar e instalar manualmente son los drivers de la tarjeta gráfica, tanto NVIDIA como AMD. Cada nueva versión mejora el rendimiento y se optimizan más juegos para sacarles el máximo partido.
Mejorar el hardware
Puede que el problema no sea tanto de Windows como de usar hardware lento u obsoleto. Por ello, si queremos sacar el máximo rendimiento a los juegos es necesario contar con un buen procesador de gama alta y moderno, además de con una buena tarjeta gráfica. Si estos componentes son viejos, lentos o de gama baja, por mucho que optimicemos Windows no vamos a ver mejorar el rendimiento de los juegos.
También es muy importante contar con, al menos, 8 GB de memoria RAM (aunque se recomienda tener 16 GB) para que hasta los juegos más pesados puedan funcionar con normalidad, así como una unidad de almacenamiento SSD. Sobre todo si puede ser NVMe. Si tenemos un disco duro convencional, este será la principal causa por la que el ordenador y los juegos van lentos.
Configuraciones para mejorar el rendimiento de los juegos
Después de asegurarnos de que nuestro PC está actualizado, tiene los drivers al día y tenemos un hardware con el que poder jugar sin problemas, el siguiente paso será entrar de lleno en las configuraciones de Windows para mejorar el rendimiento de los juegos.
Todos los cambios que vamos a ver son totalmente seguros y reversibles. Pero, si queremos asegurarnos, podemos crear un punto de restauración de Windows para que, si algo sale mal, podamos volver atrás fácilmente. Para ello, lo que vamos a hacer será:
- Activar el plan «máximo rendimiento».
- Cerrar aplicaciones en segundo plano
- Quitar los programas innecesarios del inicio.
- Configurar el sonido de Windows.
- Desactivar efectos innecesarios.
- Configurar la memoria virtual.
- Activar el Modo Juego.
- Desactivar las funciones de virtualización de Windows
- Elegir la GPU más potente.
- Optimizar la U.
- Desactivar Windows Update.
Activar el plan de energía «Máximo Rendimiento»
Los planes de energía de Windows nos permiten ajustar el rendimiento del ordenador eligiendo si queremos que consuma más o menos energía. Por defecto, Windows 10 viene con un plan de energía «equilibrado», en el que se ajusta el consumo y rendimiento a unos valores medios. Si tenemos un portátil podemos activar el modo «ahorro de energía», y si lo tenemos conectado a la luz el modo «alto rendimiento».
Pero Windows 10 esconde un plan de energía que ofrece aún más rendimiento que el de «alto rendimiento»: el plan de «Máximo rendimiento». Este está reservado solo para estaciones de trabajo, pero podemos activarlo fácilmente en nuestro ordenador ejecutando el siguiente comando en una ventana de CMD o PowerShell con permisos de :
powercfg -duplicatescheme e9a42b02-d5df-448d-aa00-03f14749eb61
Al ejecutar este comando, si volvemos al apartado de planes de energía ( de control > Hardware y sonido > Opciones de energía) podremos ver este nuevo plan. Lo seleccionamos y así nuestro ordenador empezará a funcionar a pleno rendimiento.
También entraremos en la configuración avanzada de este plan de «Máximo Rendimiento» y nos aseguraremos de que las siguientes opciones están habilitadas:
- Disco duro > Apagar tras > 0 minutos.
- Configuración del fondo de escritorio > Presentación > En pausa.
- Adaptador inalámbrico > Rendimiento máximo.
- PCI Express > istración de energía > Desactivar.
- istración de energía del procesador > Estado mínimo 100%, modo de refrigeración activo, estado máximo 100%.
Desactivar las funciones de virtualización
Una de las funcionalidades que Microsoft ofrece tanto en Windows 10 como en Windows 11 se llama VBS (Virtualization-Based Security), una función en la que Windows Defender crear un entorno aislado en la memoria para almacenar información de forma segura basada en Hyper-V, la máquina virtualización nativa que Windows que nos puede hacer perder un rendimiento desde el 5% al 25%.
Para desactivar esta función a través de Windows Defender, accedemos a las opciones de configuración, concretamente al apartado Seguridad del dispositivo. En este apartado, desactivamos la casilla Integridad de memoria. Para que los cambios surtan efecto, debemos reiniciar el equipo.
Si después de activar la Integridad de la memoria, seguimos sin notar ningún cambio, debemos desactivar las funciones de virtualización de Windows, a través del menú Características adicionales de Windows. En este apartado, debemos desmarcas las casillas
- Protección de aplicaciones de Microsoft Defender.
- Plataforma de máquina virtual.
- Plataforma de hipervisor de Windows.
Con este programa podemos configurar para que todos los cores de la U estén siempre activos, configurar el límite del Turbo del procesador (al 100%, para que pueda dar el máximo rendimiento posible) y configurar el escalado de frecuencia para decirle a Windows cuál queremos que sea la frecuencia mínima a la que funciona el procesador.
También podemos hacer muchas más cosas con este programa, como OC, aunque eso ya solo se recomienda a s avanzados.
Quitar las actualizaciones automáticas
No hay nada más molesto que estar jugando y que, de repente, Windows empiece a bajar actualizaciones. No solo porque, al cabo de un rato, el ordenador se va a reiniciar, sino porque el proceso de descarga e instalación consume muchos recursos.
Como no podemos desactivar las actualizaciones como tal en Windows, debemos buscar la forma de que no nos molesten. Y una forma de hacerlo es configurar Windows como conectado a una red de datos medida. En este tipo de red, el PC entiende que está conectado a una red 4G y, para evitar gastar más datos de los necesarios, no baja nuevas actualizaciones. También podemos cambiar las horas activas en el ordenador para que, mientras jugamos, no instale actualizaciones ni reinicie el PC sin avisar.