Cuando encendemos el PC, Windows carga todos los servicios necesarios para que el sistema operativo empiece a funcionar. Además, también arranca los procesos y los servicios de muchos programas que tenemos instalados en el PC para que estos puedan funcionar cuando los necesitemos. Si todo va bien, no tenemos de qué preocuparnos. Incluso si Windows llega a arrancar, aunque aparezcan problemas después del boot, aún podremos solucionarlos. Sin embargo, ¿qué pasa cuando un problema, o fallo, hace que Windows no arranque? ¿Cómo podemos solucionarlo? Aquí es donde entra en juego el modo a prueba de fallos, ahora conocido como Modo Seguro de Windows.
Qué es el Modo Seguro
Modo a prueba de fallos era el nombre que recibía el modo seguro en Windows XP y las versiones anteriores del sistema operativo. Desde el lanzamiento de Windows 7, este modo pasó a llamarse «Modo Seguro«. Y, hoy en día, con Windows, sigue recibiendo este nuevo nombre.
Este modo nos permite limitar los elementos que queremos que arranquen al encender el PC. De esta forma arrancaremos tan solo con lo esencial para que el sistema operativo arranque. No cargaremos ningún proceso ni servicio de terceros (ni siquiera antivirus) y tampoco algunos servicios de Windows no esenciales, como instaladores e incluso el fondo de pantalla. Por supuesto, tampoco se cargan drivers, de manera que si alguno de ellos nos está dando problemas podamos desinstalarlo para que nuestro PC vuelva a funcionar con normalidad.
Gracias a este modo, donde se carga lo mínimo necesario para que funcione el sistema operativo, podemos conocer si los problemas de funcionamiento que está presentado nuestro equipo, como por ejemplo la pantalla azul, es un problema que esté relacionado con los drivers del equipo o si se trata de un problema de hardware, es decir del componente que tenemos conectado a nuestro dispositivo, ya sea directamente a la placa o bien a través de una conexión USB.
Cuándo usar este Modo Seguro y qué podemos hacer
Dado que este modo está muy limitado no es algo que podamos usar todos los días. La principal finalidad de este modo de arranque es ayudarnos cuando tenemos problemas en el sistema operativo. Generalmente problemas graves que nos impiden realizar otras tareas desde Windows (como desinstalar un programa) o directamente que impiden que Windows arranque (por ejemplo, con un pantallazo azul o una pantalla en negro).
Una vez dentro de este modo, lo que podemos hacer básicamente es desinstalar programas, desinstalar drivers o aplicar determinadas configuraciones en el sistema. También podemos, por ejemplo, borrar actualizaciones de Windows que nos están dando problemas o restaurar el sistema a un punto anterior. Si elegimos la opción de Modo Seguro con a Internet podremos navegar por la red para buscar herramientas que nos puedan ayudar o soluciones a nuestros problemas.
Por supuesto, este modo es muy útil para eliminar malware. Puesto que los virus no se ejecutan al inicio de este modo, podemos usar un antivirus portable para detectarlo y eliminarlo. Y, además, podremos desactivar todas las funciones de persistencia que pueda tener el malware para que, al volver al modo normal, este no se regenere.
Generalmente, este modo de arranque mínimo ignore el responsable que causa estos programas y nos permitirá llevar a un escritorio reducido. Además, podremos iniciar sesión con la cuenta de para poder realizar todo tipo de acciones en el sistema sin problema de permisos.
Limitaciones del modo a prueba de fallos
Si este modo es a prueba de fallos, ¿por qué no lo usamos siempre? La respuesta es tan sencilla como que este modo funciona porque está tan limitado que no deja margen a errores. Cuando cargamos Windows en este modo estamos haciendo que el PC solo cargue lo esencial para poder funcionar. Es decir, carga el núcleo del sistema, los controladores genéricos firmados por Microsoft y, literalmente, nada más. Nada de programas. Nada de drivers de terceros… incluso, salvo que lo seleccionemos nosotros, no tendremos ni siquiera Internet.
Por ello, la mayoría de los programas no pueden funcionar correctamente en este modo. Incluso es posible que no podamos ni instalar otros programas desde este modo debido a que no se encuentran los procesos necesarios para que los instaladores puedan funcionar.
El modo seguro debe usarse solo para dos cosas, o bien intentar reparar errores que hayan podido ocurrir, o bien para hacer una copia de nuestros datos antes de formatear y reinstalar por completo el sistema operativo. Nada más. No es un modo que podamos (ni debamos) usar a menudo, ya que las limitaciones que nos impone son mucho peores que las ventajas que nos aporta.
Inicio avanzado de Windows
Para entrar al modo seguro de Windows, lo que debemos hacer es entrar en las opciones de inicio avanzado del sistema operativo. Esto se puede hacer de varias formas, las cuales vamos a detallar a continuación. Pero una vez dentro, lo que veremos será una pantalla, como la siguiente, desde la que tendremos que elegir la opción de «solucionar problemas«.
El PC se reiniciará y ahora ya podremos ver las distintas opciones de arranque nos ofrece Windows:
- Habilitar depuración.
- Habilitar el registro de arranque.
- Habilitar vídeo de baja resolución.
- Habilitar modo seguro.
- Habilitar modo seguro con funciones de red.
- Habilitar modo seguro con símbolo de sistema.
- Deshabilitar el uso obligatorio de controladores firmados.
- Deshabilitar protección antimalware de inicio temprano.
- Deshabilitar reinicio automático tras error.
Ahora sí, al reiniciar, volveremos al modo normal de Windows. Y en caso de seguir teniendo problemas, usando las configuraciones anteriores podremos volver a acceder a este modo para intentar solucionar los problemas.