Windows es un sistema operativo que lleva entre nosotros desde el pasado verano de 2015, por lo que ha tenido tiempo de evolucionar mucho. De hecho, si comparamos la primera versión que salió al mercado con la actual, difieren en una buena cantidad de factores.
Eso se ha logrado en gran medida gracias al trabajo de los ingenieros y desarrolladores de Microsoft, que se han encargado de mejorar el software. No en vano hablamos de uno de los productos estrella de la firma, de ahí el cuidado que ponen en todo ello. Cierto es que aún hay muchos s en todo el mundo que desconfían de Windows 10 y Windows 11 y siguen trabajando con Windows 7, por ejemplo. Una de las principales razones de todo ello son los problemas que se encuentran en muchas de las actualizaciones que se envían, entre otras cosas.
Con todo y con ello, hay que reconocer que, con sus problemas, en estos momentos Windows es un sistema operativo seguro, robusto y fiable. Además, hay que tener en cuenta que todo ello irá creciendo, mientras que Windows 7 tiene los días contados. La telemetría es otro de los apartados que muchos argumentan para no migrar a la versión moderna del sistema, otro punto que Microsoft poco a poco también va mejorando. Pero claro, hablamos de un software que funciona en millones de equipos, cada uno con su configuración, por lo que evitar ciertas incompatibilidades o fallos, es casi imposible.
Cierto es que, como decíamos, en la mayoría de las ocasiones, ya utilicemos Windows 10 o Windows 11, trabajamos con un sistema operativo altamente fiable y seguro. Esto es algo especialmente importante más si tenemos en consideración que nuestros equipos de sobremesa cada vez trabajamos con una mayor cantidad de datos sensibles y personales. Pero eso no quiere decir que el sistema sea totalmente infalible y no pueda presentar fallos, tanto propios, como relacionados con algunos agentes externos.
Sea cual sea la situación desagradable ante la que nos encontremos, en ningún caso vamos a desear perder esa información propia de la que os hablamos. Precisamente por todo ello, la misma Microsoft nos ofrece una serie de salidas para así poder restablecer Windows a su modo de funcionamiento inicial en caso de fallo grave, pero además sin perder nuestros archivos y carpetas personales. Eso es precisamente de lo que os vamos a hablar a continuación para que podáis echar mano de cualquiera de los métodos existentes.
Reinstala Windows sin perder datos propios
Si el problema es muy grave, lo más probable es que los métodos anteriores no nos sirvan para reparar nuestro PC. En este caso, no nos va a quedar más remedio que optar por el formateo y la reinstalación de Windows. Eso sí, no tenemos que preocuparnos por nuestros datos, ya que hay técnicas con las que podremos evitar perderlos.
Desde una ISO
También podemos echar mano de la reinstalación de Windows, pero sin perder datos personales ni aplicaciones instaladas. Para ello, lo primero que vamos a necesitar va a ser una imagen ISO de Windows o una unidad de arranque del sistema. En el caso de que no tengamos una ISO entonces podemos descargar la última versión de Windows 11 o 10 desde
Otro de los puntos positivos de esta aplicación es que la podemos descargar de forma totalmente gratuita. Una aplicación que se actualiza regularmente, por lo es perfectamente compatible tanto con versiones antiguas de Windows como las más actuales, como es el caso de Windows 11. El código de la aplicación está disponible en GitHub, por lo que cualquier con los conocimientos adecuados, puede comprobar el funcionamiento de Rescuezilla para asegurarse de que no hace nada que no deba con nuestros datos.
Además de para Windows, también es podemos descargar una versión para macOS y Linux, es compatible con imágenes de VirtualBox y VMware, nos permite acceder a imágenes y documentos eliminados y es totalmente interoperable con Clonezilla, el estándar de la industria más utilizado en todo el mundo para clonar discos duros.